viernes, 28 de octubre de 2016

No es prohibición, sino dignificar las cenizas de los difuntos: Iglesia

Ciudad de México.- La polémica por la prohibición que hizo el Vaticano en torno a las cenizas de los difuntos, no se hizo esperar.
La Iglesia católica, según una antigua tradición, “recomienda insistentemente” que los restos de las personas sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados, pero no prohíbe que sean cremados.
Por tal razón, se aclaró que no queda prohibida la cremación, pero sí convertir las cenizas en piezas de joyería u otros artículos, conservarlas en casa o dispersarlas en la naturaleza.
En entrevista con Grupo Imagen, el padre Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis Primada de México, dijo que esta disposición no es nueva, más bien, un recordatorio de lo que se estableció la Iglesia católica en 1963, cuando el Papa Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli) permitió cremar los cuerpos, cosa que antes no se permitía.
Ha habido una serie de abusos y malas prácticas como esparcir las cenizas en el mar, bosques, ríos… deben ser depositadas con toda dignidad en un lugar sagrado, o en su defecto, en un lugar adecuado donde reposen en espera de la resurrección, como lo establece la fe católica”, dijo el padre Valdemar.
Recomendó que quienes tengan nichos o urnas con los restos de sus seres queridos, los depositen en “lugares sagrados” y no poseerlos como objetos, tal como lo sugiere la Iglesia católica.
No podemos poseer a las personas, las personas son de Dios, por Él venimos y a Él vamos, (no se debe) perder ese sentido de la importancia que tiene cada ser humano, en la vida y en la muerte […] No es prohibitivo ni duro, sino recapacitar el sentido de la muerte y la resurrección”, señaló.
Ante las diversas críticas de esta disposición (de hace 53 años), Hugo Valdemar reconoció que los católicos que han esparcido las cenizas de sus seres queridos “no lo han hecho de mala fe”, sino que es un reflejo de la desinformación que hay en torno al tema. Asimismo, dijo que no es obligatorio sepultar los cuerpos, y quienes opten por la incineración, las cenizas pueden estar un tiempo con la familia, pero luego deben ser colocadas en un lugar “adecuado”.
“La Iglesia recuerda eso y dice que en un lugar sagrado, como los mausoleos, porque ahí se hacen misas, se pide por los difuntos… no debemos marginar a las personas en la muerte porque muchas veces las cenizas acaban hasta en la basura, para evitar eso, es que la Iglesia pide un trato digno y adecuado”, insistió.
Finalmente, recordó que esta medida está dirigida a las personas católicas, por lo que, quienes practiquen otras religiones, “están en plena libertad de hacer lo que quieran con las cenizas de los difuntos”.

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