miércoles, 10 de junio de 2015

Le ponen aceite a niño en los ojos

Veracruz.- En este mes inicié la vida lejos de la casa de mis padres. Encontré un buen lugar, en una modesta colonia de Banderilla, muy cerca de mi trabajo. A pesar de haber pagado desde el primero de este mes el alquiler y depósito, no fue hasta hoy que pude pernoctar en el lugar.
Tratando de poner las cosas en orden, llegó la noche y el sonido de una regadera abierta se escuchó en el grupo de departamentos ubicado en la esquina de mi casa. Después,  los gritos de una mujer.
Me acerqué al lugar preocupado mientras otros vecinos encendían las luces de sus casas y movían las cortinas de sus ventanas. Al acercarme más, noté que la mujer le gritaba a un tal “Miguel” un sinnúmero de groserías; mientras seguía en la regadera, se escucharon unos golpes de cinturón, seguidos de azotes contra la pared. Fueron cerca de 20 cinturonazos, seguidos del llanto incontrolable de un niño… La mujer estaba golpeando al niño en el baño cerca de la 12:00 de la noche. Mientras yo tomaba una distancia prudente, me quedé inmóvil, boquiabierto e impotente al escuchar la golpiza que le propinaba al niño.
La señora salió, se asomó por el balcón como viendo que no estuviera nadie, se metió y le gritó al niño: “Debes dejar que te cure, qué no te has visto los pinches ojos… hasta a mí me están picando por tu pinche culpa…” Deduje que el niño padecía de algún mal o enfermedad severa en los ojos.
Ella exclamó “estas gotas me las regaló la señora (omitiré su nombre)… son ‘re buenas’.
El niño le respondió suplicando: “Me pican mucho mamá… no quiero que me las pongas”.
La señora, golpeándolo nuevamente,  le dijo esto que me dejó llorando de coraje: “Tú elige qué quieres que te ponga en los ojos: Las gotas, sal, limón, miel o aceite…”
No creí lo que escuchaba… algo por dentro me decía que estaba oyendo mal. El niño le respondió: “Ya no quiero mamita” y la respuesta de ella fue azotarlo otra vez, a la par que los vecinos empezaron a apagar sus luces y cerrar las ventanas que tenían abiertas desde antes de que empezara la golpiza.
Una nueva voz se escuchó en la casucha. Era la de un hombre que le dijo a la señora: “¡Ya déjalo!, si no se quiere curar, ¡que se muera!”. Ella respondió gritándole: “Ya me tiene harta, ya no lo aguanto”.
Traté de acercarme lo más posible sin ser visto, mientras acercaba mi celular a su ventana y logré grabar la manera despiadada en que este par de sádicos dejaban caer aceite sobre los ojos del pequeño. Puse mi celular sobre una camioneta, fuera de su casa, mientras me acercaba al teléfono público para marcar el 066 donde me señalaron que el hecho ya había sido reportado y que en breve iba a llegar una unidad (misma que desafortunadamente nunca llegó).
Como era de esperarse, el niño trataba de repeler a la sádica pareja, pero no pudo, a base de golpes y de la sujeción de un corpulento hombre canoso, vertieron aceite al parecer “Comestible”, sobre los ojos de la criatura de cerca de un metro de estatura.
El infante gritaba aún dando respeto a sus agresores: “¡No, por favor, me va a arder, no quiero que me pongan aceite!” Mientras, los dos locos a cargo del niño, al parecer disfrutaban de su sufrimiento. El niño alcanzó a decir: “Le voy a gritar a (NOMBRE DE OTRA PERSONA)”, mientras que el hombre le decía mofándose: “Gritale a quien quieras”.
Como era de esperarse, el aceite vertido en los ojos lo único que provocó fue agravar al pequeño, quien después de llorar durante largo rato dentro de su morada, fue sacado a la puerta mientras se frotaba los ojos sollozando cerca de la 1:00 de la mañana.
Pero pasó lo peor hoy, por la mañana. Le hablé al casero para comentarle lo sucedido. Se mostró asombrado y me señaló que es raro; sin embargo, los vecinos me dijeron lo contrario. Constantemente el niño “Miguel”, de menos de 8 años, es golpeado brutalmente por lo que parece ser su madre y su padrastro, además de recibir constantemente violencia psicológica por parte de la señora, quien según cuentan los vecinos, lo culpa de todo exigiéndole tareas difíciles para su edad, como cargar garrafones de agua y lavar el carro del padrastro, además de señalar lo perfecta que es la infancia del niño a diferencia de como fue la suya. El padrastro no se queda atrás según dicen vecinos, es un ferviente religioso que biblia en mano, azota al niño e instruye a su madre para que también lo haga.
Sé que a estas alturas usted se preguntará si se ha recurrido a la autoridad… pues sí, algunos vecinos han denunciado el hecho a la policía estatal y al DIF de Banderilla, sin tener resultados, mientras en las contadas ocasiones que se ha presentado la policía estatal no ha logrado ni siquiera entrar al domicilio de estas hienas. Sólo está afuera del domicilio con la torreta encendida. El DIF municipal de Banderilla no ha podido resolver este caso en el que ni siquiera se ha levantado acta alguna, según alegan los funcionarios, por lo difícil que es este proceso.
Los vecinos han recurrido hasta a autoridades en la iglesia del Padrastro del niño violentado y según dicen, en dicho lugar, informaron al padrastro de lo que le fueron a “Inventar” y quiénes lo hicieron.
Por eso recurro a este medio de comunicación, para que sea un vínculo entre la autoridad competente para que por favor defiendan a este niño, que seguramente desde que nació, ha sido tratado de este modo.

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