miércoles, 8 de octubre de 2014

Ayotzinapa, nos dueles mucho


Por: Mardonio Carballo


Cuando era niño asistía a los honores a la bandera con la convicción de que ahí, bajo su cobijo tricolor nada me podía pasar. No importaba que no tuviéramos para comer, teníamos un lugar dónde acomodar los pies.

Poco a poco esa bandera se ha ido diluyendo. El verde se ha vuelto seco: las montañas de Guerrero expulsan jornaleros indígenas todos los días al norte de México recibiendo pagos injustos. El blanco no dice nada, es silencioso. El rojo se ha extendido y nos ahoga en el dolor de los nuestros.

Hoy me duele este país hasta los huesos y no sé en dónde acomodar mis pies. La calle es quizás el único resquicio que nos queda.

Vivos se los llevaron, vivos los queremos de regreso. Ayotzinapa nos dueles, mucho.


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