martes, 8 de octubre de 2013

Un “monster truck”, en Xalapa

Xalapa, Ver.- El dueño del monopolio Grupo Salinas (TV Azteca), Ricardo Salinas Pliego, vino a dar una conferencia titulada “Valor social y liderazgo”.
Seguramente cuando se acordó la charla con los patrocinadores, se pensó que el señor vendría a centrarse en el tema, a hablar precisamente del valor social y del liderazgo.
Pero hete aquí que de pronto, como sucedió en Chihuahua, cual “monster truck” se desvió y ¡terminó arrollando la reforma hacendaria del Ejecutivo Federal!, con un saldo hasta ahora no cuantificado de muertos y heridos promotores de la reforma.
Subir impuestos no es el camino correcto para administrar el país, criticó, según la nota de la reportera Ángeles González Ceballos.
Pero este empresario, cual chivo suelto en cristalería, arrió duro contra el Gobierno, se supone que contra el Gobierno federal priista pues no hay otro.
No citó nombres, pero no se necesita mucha imaginación para encontrar destinatario, porque ¿a quién más se refirió cuando “aseguró que en México se carece de liderazgos capaces de convertir a esta nación en potencia económica y social”?
Salinas Pliego vino a poner en duda el liderazgo de Enrique Peña Nieto y de su gobierno, seguramente, en parte, en venganza anticipada porque la reforma hacendaria pretende hacer que paguen más impuestos los que más tienen, como él.
El dueño de TV Azteca revivió, sin mencionarlo por su nombre, un tema polémico en el pasado pero ya superado –se supone–: el de la rectoría económica del Estado, el del régimen de la economía mixta.
Por lo que dijo este hombre, uno de los más ricos de México y que no tiene llenadera, quisiera que sólo a los empresarios, hombres de negocios como él, se les dejara el manejo económico del país, quisieran que sólo prevaleciera la economía libre, la que les beneficia.
Ahora sí, como bien dice Andrés Manuel López Obrador, él y sus compinches quisieran convertirse en los dueños de México, administrar su riqueza, quedarse con todas las ganancias y de paso convertir a los mexicanos en sus vasallos.
El famoso economista norteamericano Jeffrey Sachs pone un ejemplo de cómo se entendería una economía mixta, la de un modelo económico que combina la economía libre pero también la economía planificada. Tomo de Wikipedia:
“Bien. Creo en lo que se llama una economía mixta: Los mercados y también el gobierno asumiendo la responsabilidad por el medio ambiente, por los pobres, por la infraestructura, y cuando contemplo cuáles partes del mundo funcionan mejor, me gustan mucho las economías, por ejemplo, en los países escandinavos, Noruega, Suecia, Dinamarca, donde tienen una economía de mercado privado, pero el gobierno también asume la responsabilidad del sector de la salud, la infraestructura básica, por la educación, crea una distribución más equitativa del ingreso, y que resuelve mejor los problemas del medio ambiente, y es un poco más justa, creo”.
Un modelo sin duda imperfecto, pero es el que adoptamos y con el que, con todo y sus asegunes, se trata de administrar la economía del país con un sentido social.
Salinas Pliego y todos los de su calaña quisieran, serían felices si, por ejemplo, el Gobierno les entregara el petróleo que es propiedad de la nación, de todos los mexicanos, su industria, la petrolera, y que se pudieran quedar con todas las ganancias.
Por eso arremetió  contra el Gobierno, por eso lo calificó de “peor que Frankestein, ni con balas de plata”, “peor aún cuando los gobiernos buscan crear empresas cuando son muy malos empresarios”.
Con un cinismo sin medida, el potentado empresario todavía tuvo la osadía de ponerse como ejemplo.
“Lo que nuestro país necesita son líderes capaces de ver mucho más allá de lo inmediato y de imaginar este México que debe ser, lo que puede llegar a ser ”, dijo que es el momento de resolver esa falta de liderazgo, “por eso estoy aquí”.
Y enseñó el cobre: “A veces sentimos los empresarios que en lugar de haber facilidades, hay obstáculos”. Claro, quisiera que nadie pusiera freno a sus desmedidos afanes de lucro.
Volvió a la carga: “Ningún programa gubernamental puede empezar a competir en cuanto a servicio al cliente, a crear empleos, riqueza e innovación, con la empresa privada”.
Cual “monster truck” ya sin control alguno y sin que nadie lo frenara, se fue de frente: “A mí me da terror cada vez que oigo que el gobierno va a crear una nueva empresa. Mucha gente dice: es que no quieres que te compita, claro que no es eso, lo que pasa es que el gobierno es muy mal empresario”.
Y le llegó lo caritativo, lo bondadoso, lo paternal, lo protector. El señor se transformó de pronto en un alma de Dios, mostró su preocupación por el Gobierno, por lo que no debe hacer.
“El Gobierno tiene tantas cosas que hacer y más importantes que tomar riesgos con dinero (ya ves Peña Nieto, ya tienes quien te va a salvar, a ti y a tu gobierno), para luego caer en estas cosas que todos hemos vivido: el mal servicio, la mala actitud”.
Traía cuerda, mucho rollo, mucha demagogia. Soltó una verdadera perla. Señaló que para logar un “círculo virtuoso” que logre valor social, gobierno, certeza y crecimiento se requiere ¡que no haya monopolios!, él, el monopolio mismo en persona acusó al Gobierno de ser quien los crea.
Terminó, según la nota informativa, ya en la sesión de preguntas y respuestas, arremetiendo contra la reforma hacendaria, de la cual dijo que no es el camino para gobernar.
Por todo lo que vino a decir, bien ganado tuvo que, a ese sí, con todas las de la ley, lo hubieran declarado persona no grata.
A ver ahora que dice esa otra joyita monopólica televisiva que es Emilio Azcárraga Jean, pues seguramente no se quedará callado y se sentirá ofendido hasta el exceso porque trajeron a la competencia y no a él.
Pero, peor, a ver qué dicen ahora el presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, pues cuando hacen esfuerzos denodados por vender a los mexicanos la reforma hacendaria y todas sus bondades que dicen que tiene, otro señor viene a decir, en otras palabras, que todo es mentira. Y no hubo nadie que se parara a refutarlo.
Y pensar que el senador José Yunes Zorrilla, en su calidad de presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público del Senado de la República, se multiplica yendo por todo el estado para tratar de convencer a los empresarios veracruzanos que la reforma es buena, positiva.
Este “monster truck” que no se esperaba  en Xalapa, al final, puede llegar a tener un saldo peor que el de Chihuahua.
Gobernantes.com

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