martes, 30 de julio de 2013

Fracasa alfabetización

Luis Velázquez

•Brigadas de SEDESOL
•Adolfo Mota, en contra
 
I. El 23 de enero, 2013, la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, maoísta en su tiempo estudiantil en la UNAM, anunció las 10 claves para la cruzada contra el hambre.
Entre una de ellas figuraba la siguiente: “En el mes de abril se abrirá una convocatoria para la conformación de brigadas de alfabetización y servicios comunitarios”.
La semana anterior, y luego del dominguito 7 de julio con la elección de alcaldes y diputados locales en 14 entidades federativas, el presidente de la República retomó el programa del combate a la pobreza.
Pero a la fecha, al menos en Veracruz, el secretario de Educación, Adolfo Mota Hernández, no ha movido un dedo para integrar las dichosas “brigadas de alfabetización” en un Veracruz donde hay 650 mil analfabetas, de 15 años en adelante, que en el pleno siglo XXI ni saben leer ni tampoco escribir.
Simple y llanamente, en ningún momento de sus dos años y medio como el Enrique Rébsamen del nuevo siglo a Motita ha interesado que los maestros enseñen a leer y escribir a los analfabetas de la tierra jarocha.
En un principio quiso tapar el sol.
Fue cuando ideó que los alumnos del COBAEV serían premiados cada uno con una calificación de diez si alfabetizaban a una persona en seis meses.
El proyecto, claro, nació muerto, y muerto ha de seguir porque nada se sabe ni conoce, a pesar, incluso, que desde aquí se ha solicitado información en base a la ley de Transparencia y nunca, jamás, han contestado.
La soberbia gana a Motita, secretario petulante como se cree.
II. Ahora, la cruzada contra el hambre ha significado en Veracruz lo contrario de la utopía de Rosario Robles.
Por ejemplo, en los 10 puntos enlistados dijo que la cruzada en ningún momento significa “un maratón de entrega de despensas”.
Y sin embargo, el secretario de Desarrollo Social, Marcelo Montiel Montiel, llegó a La Perla, en la sierra de Zongolica, con todo y fotógrafo, para regalar estufas ecológicas, techos, pisos de concreto y despensas ecológicas.
Y, bueno, aun cuando la foto registra la entrega a una indígena…la nota informativa señala que repartió despensas como los peces y los panes, es decir, “en un maratón”.
Quizá Montiel Montiel haya actuado así porque ha perdido la emoción política y social para chambear en la SEDESOL, luego de que una y otra vez, “El cisne” de Tuxpan, el alcalde Alberto Silva, ha cacareado a través de sus texto servidores que pronto asumirá su cargo.
Y como eso de renunciar a funcionarios a través de la prensa escrita constituye una práctica ginista, y como Alberto Silva forma parte de la tribu “Los ginistas”, entonces, Marcelo Montiel se habrá creído la versión.
III. Con todo, resulta inverosímil la actitud contemplativa de Motita ante el decálogo de Rosario Robles para aterrizar en Veracruz “las brigadas de alfabetización’’.
De algún modo se trata de las famosas brigadas de Fidel Castro, primero, en Cuba, y luego, en América Latina, que al triunfo de la revolución se encargaron de alfabetizar a la población pendiente.
Con tanto éxito, incluso, que luego esas brigadas caminaron por algunos países del continente americano.
Es más, en el fidelato, Gustavo Carvajal Moreno, amigo personal de Fidel Castro, ofreció al góber fogoso cabildear para que las brigadas cubanas de alfabetización operaran en Veracruz, pero siempre hubo una respuesta negativa.
Ahora, qué caray, Robles Berlanga las ha adoptado como propias, pero Motita se ha vuelto autista. Ni ve ni oye a la Secretaría de Desarrollo Social.
Se ha de sentir muy fregón con el respaldo del senador Emilio Gamboa Patrón.
Sin embargo, a la mitad del sexenio duartista, un hecho queda claro, sin ninguna duda: en la SEV a nadie le importan los 650 mil analfabetas.

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